Interpretación alquímica del texto «La alquimia de la perfecta felicidad»

Vamos a comentar un capítulo de las Revelaciones de la Meca (Kitâb al- Futûhât al- Makkîya), el capítulo 167 de la sección segunda del Futûhât: Alquimia de la perfecta felicidad, es la que dedica a las prácticas espirituales.

Al principio del texto el propio autor explica que el título del libro no llame a engaño, que el concepto de felicidad está en función de la perfección alcanzada, tampoco el libro revela los secretos de la fabricación del oro y tampoco trata de la felicidad posesiva. La felicidad de la que habla Ibn-Arabi, es la felicidad paradisíaca, que según él gozan los malaik (los ángeles), él dice que para obtener la felicidad de los seres paradisíacos uno debe de ponerse en el camino de la búsqueda de la perfección divina que Allah ha creado para el hombre. Esa perfección que se llama Kamal, consiste en asimilarse al principio original, que es la fuente única de la vida y de conocimiento. Eso en términos alquímicos es re-incrudarse, volver al uno.

El libro lo hace como una especie de relato, cuyo argumento gira en torno a la búsqueda de la perfección bajo la conducta del Enviado de las almas, el profeta Muhammad (la paz sea con él), y hace un paralelismo entre el viaje (Mi’raj) que hace el profeta Muhammad, viaje nocturno y la búsqueda de la perfección. La palabra Mi’raj significa asunción celeste, (es la asunción que hace el profeta y que está relatado en todos los libros de mística islámica) y esto es lo que Ibn- Arabi utiliza como base para escribir este relato, este Mi’raj, asunción celeste vivida por el profeta que en su ascensión alcanza el séptimo cielo. El Mi’raj va describiendo su paso desde el cielo sublunar hasta el cielo de Saturno, por todas las esferas, que está magistralmente ilustrado en el techo de la sala de embajadores de la Alhambra, en esos diseños se reflejan los siete cielos hasta llegar al trono de Dios haciendo referencia a este Mi’raj del Profeta. Esta primera fase del viaje nocturno le conduce al profeta a través de las siete esferas, siete cielos esotéricos, en donde se comunica con otros profetas anteriores a él en el ciclo de las revelaciones.

En una segunda fase, en la que las tradiciones son más discretas -los hadices hablan menos de esta fase- se transporta el espíritu del Profeta hasta lo que llaman el “Loto del límite”, es el lugar donde el Profeta se separa de Jibril (Gabriel, el arcángel), que hasta ese momento ha estado acompañado por este ángel, que es el mismo que le comunicó la revelación por nombre de Dios. Seguramente os recuerda esto a la Divina Comedia, cuando se separa de Virgilio que no puede pasar por ser pagano, es demasiado para él. Dante copia el esquema de este mi’raj, esto ya lo demostró Asín Palacios.

En esta segunda etapa, a partir del loto del límite, aquí la palabra puede significar azofaifo y por otra parte loto. En el texto se refería a un árbol, aquí es una flor, un loto. En el loto del límite se separa de Gabriel y llega hasta la misma puerta del trono de Dios, hasta el umbral del trono de Dios, ni siquiera Gabriel tiene permiso para llegar hasta allí, más allá de las siete esferas.

Hay una tercera fase, que designa Ibn-Arabi como ascensión puramente inteligible, que le conduce hasta la meta última de la visión teofánica. Hasta aquí nosotros traducimos en un lenguaje puramente alquímico el viaje del profeta, (la muerte antes de morir)1 por las siete esferas en el sentido inverso2, es lo que nosotros hemos designado como la disolución de la pequeña muerte, las derivadas, la primera fase que aquí mencionamos. Cuando se separa de Gabriel, pasa las derivadas, y llega al umbral del trono, esto sería en alquimia la conjunción del sulphur y el mercurio y la meta última, la visión teofánica sería la cocción final.

Estos son los relatos del Mi’raj del Profeta, sobre esta base escribe Ibn-Arabi el extraño tratado. Ibn–Arabi describe este viaje realizado por dos peregrinos (los protagonistas) en vez de una sola. Volvemos a la bipolaridad, no somos capaces de romper la bipolaridad porque somos seres humanos. Al primero de ellos lo llama Ibn- Arabi el adepto, el adepto está descrito como un creyente de corazón sincero y que pone entre las manos del enviado de Dios, el profeta Mohamed, toda su fe. Podemos decir que en este relato el adepto asume la misma función que el ángel Gabriel para el profeta Mohamed. Para Ibn-Arabi este personaje, este arquetipo, sería el guía para los que van a emprender voluntariamente este viaje imitando al profeta y que él llama los amigos de Allah. Estos viajeros no van a tener al ángel para que les muestre el camino, esa función la asume el adepto.

Al segundo peregrino Ibn-Arabi lo llama el teórico, este segundo peregrino se niega a seguir al guía providencial que es el único que puede guiarlo a través de la escala de los espíritus hasta la presencia de los profetas. El segundo viajero se niega, bajo los ademanes de un sabio teólogo abrumado por su racionalismo. Nos encontramos aquí ante un escéptico, que no puede admitir la necesidad de un guía, se queda solo con la ley pura, llegando en el curso de su viaje a degustar la alquimia de la desdicha en lugar de la alquimia de la felicidad. En la visión de estos dos personajes tendríamos que ver en lenguaje alquímico que el primero de ellos es sulphur y el segundo -el teórico- es el mercurio.

La asunción es una visión escatológica de lo que espera al destino del hombre en el otro mundo, el hombre que quiere auto-realizarse, buscar la perfección y determinar la opción primera del alma en este mundo. Ibn-Arabi hace aquí una importante referencia a un Hadiz del imán Alí el último de los cuatro califas rashidun (los puros, los rectamente guiados) y yerno del profeta, hay una tradición en la que sus discípulos le preguntan por la naturaleza de la alquimia y él respondió que es hermana de la profecía, pero no explicó más. Esto ha dado lugar a que muchos vean cosas raras, se entiende por la alquimia algo muy cercano a la profecía. La profecía no es asequible a los hombres solo a los designios de Dios y ya se cerró la profecía. La alquimia sí es accesible, la alquimia es una ascética, un trabajo personal. Ibn Arabi dice que ya no se trata del viaje de la profecía, puesto que el viaje del Profeta es el viaje por la voluntad de Dios, los demás seres que vienen después no somos ni vamos a ser profeta, ni siquiera Ali. La forma de llegar a esos estados del alma es a través de la alquimia, por eso la referencia de Ali a que la alquimia es hermana de la profecía.

Ibn-Arabi tuvo maestros que si pisaron el laboratorio, como Dhu ́l-Nun. Él va a describir procesos místicos que se hacen en el laboratorio del cuerpo, del alma y también en el laboratorio de los minerales.

El esoterismo islámico se desarrolló más entre los ismaelitas de Egipto, y los persas chiitas desarrollaron mucho la astrología. En el medioevo hubo intentos de los chiítas para entrar en al Al-Ándalus, no había chiitas aquí ni en el Maghreb, que eran fundamentalmente malikí y sunitas. Uno de los intentos de entrada fue a través de Las epístolas de los Hermanos de la Pureza, se dice que la escuela de Dhu ́l-Nun Al- Misri y de Ibn Arabi tenían fuerte influencia chiítas, Ibn-Arabi tiene mucha influencia de pensamiento de los Ikhwan al Safa, hacia los cuales los teóricos –que no los sufís- mostraban resquemor.

Abū Bakr Muhammad ibn ‘Alī ibn’ Arabi. 

La Alquimia de la perfecta felicidad. Tratado de alquimia espiritual

1. Los elixires son prueba irrefutable para evidenciar lo que es cambiante y alterable en el corazón de la existencia. Cuando súbitamente se proyecta el Elixir de la Providencia a la faz del oponente (está haciendo una metáfora, un enemigo se te enfrenta y el arma que tú le opones es el maktub (la providencia). La decisión de Allah si me vas a matar está escrita, si vas a morir está escrito, si tú se lo haces entender se lo proyectas). Según una balanza bien calculada, al instante (el enemigo) vuelve sumiso en la vía de la amistad gracias al juicio y al decreto. Es un arma valiosa y mucho más profunda de lo que parece. La justa medida (del Elixir) le ha curado completamente, la sabia Balanza es nuestra ley y para este fin fue establecida. Por eso en alquimia ten bien en cuenta las justas proporciones debido a que en el mundo existen multitud de formas finitas, sé clarividente en este bello arte si a él te acerca el destino. Que la propensión a examinar todo no te aleje del verdadero camino, te reunirás con los ángeles inmaculados sobrepasando el rango del género humano. Si sigues la ley, si no la abandonas, la ley es la medida. La sharia es al que te da la medida, la proporción exacta, correcta. Si la proporción no es correcta -como en el laboratorio- puede ocurrir un exceso o un defecto, pero si sigues la vía de la alquimia con la ley correcta lo que te promete, el final, no es quedar sólo en el rango humano, sino superarlo y llegar incluso hasta el malaik, hasta el Nur.

Primera parte- Capítulo Primero

La iniciación a la búsqueda hermética. El elixir y las dos vías de la obra.

2. Se llama Alquimia a la ciencia que tiene por objeto las proporciones y las medidas impartidas a todo lo que implica proporción y medida entre los cuerpos físicos y los conceptos metafísicos en el orden sensible y en el orden inteligible. Recordad, lo observable y lo observado, por una parte a Aristóteles y por otra parte la física cuántica, (lo observable, lo observado y el observador), cualquier cosa física es un observable que en un momento dado puede ser observado, todo depende de la proporción, el Ta3, el Yabarut4 entre el Mulk5 y el Malakut6 de las cosas, lo visto y no visto de las cosas, entre la medida y lo que mides, el número y lo numerado, lo observable y lo observado, pero el fiel de esa balanza siempre es el observador. Su soberano poder reside en la transmutación, es decir, en los cambios que afectan a la “Fuente única”. La “Fuente única” es evidentemente el Espíritu Universal, la “fuerza única de toda fuente”7 8. La Alquimia es ciencia natural, espiritual y divina. La declaramos Ciencia “divina” por el hecho que aporta una estable armonía, acarrea la epifanía y la íntima solidaridad (entre los seres), y por el hecho que despliega los Nombres divinos afectando al “Denominado Único”, lo que él llama el “Denominado Único” es el Espíritu Universal, los Nombres divinos en la Alquimia, los pone en relación, en reacción, afectan, transmutan al Espíritu Universal, según la alta diversidad de sus atributos metafísicos. Y por tanto de la numerología. Ibn- Arabi es un místico no esperéis que hable de una forma sencilla.

 3. El Objeto de la Búsqueda (alquímica) se encuentra agazapado. Entre un repliegue escondido y un flujo expandido (el objeto es la piedra filosofal, entre el repliegue (sulphur) y el flujo (mercurio). La relación entre el sulphur y el mercurio es una sal, aquí nos está dando la naturaleza salina de la piedra filosofal o del objeto, lo que buscamos en la alquimia es una sal, por tanto es una entidad física, no es un sulphur ni un mercurioAl igual que el “como” y el “cuanto” relevan de las proporciones, (si yo sé el cómo y el cuanto, si ya sé cuánto tengo que poner y cómo exactamente, no tengo por qué saber la proporción, sin embargo Ibn Arabi ha dicho antes que lo importante es la proporción, pero en todas las cosas de la vida en general el cómo y el cuanto nos revelan las proporciones, si tienes el Mulk ya te olvidas del Yabarut, sin embargo la realidad del sabio está en el Yabarut, no en el Mulk ni en el Malakut, nuestros vehículos corporales (Sulphur y el Mercurio, esos que están agazapados) vagan sobre las huellas de su simplicidad primera. El Sulphur y el Mercurio son estados de la materia, están en el Yabarut sin embargo mucha gente los toma con el MulkEs un extravío realzado por un inviolado misterio (el no ver las huellas de la simplicidad primera del sulphur y el mercurio). La revelación del ser conlleva sentencias legislativas, (es decir, también a nivel social, los seres humanos para interrelacionarnos necesitamos unos códigos, unas leyes, una sharia) y la Justa sentencia se emplaza entre una prohibición y una prescripción. El ser humano se halla en medio entre lo que Ibn Arabi llama la hakika y la sharia, entre la verdad y la norma para poder convivir.

4. La Alquimia es la “Ciencia del Elixir”, (lo que él llama el elixir es a la meta de la alquimia, lo que nosotros llamamos piedra filosofal, pero él no está hablando de la transmutación de los metales, sino del elixir de la vida) que contiene dos vías de aplicación (en la literatura alquímica están descritas hasta la saciedad, la vía seca y la húmeda). Es decir que su acción puede consistir: en producir una esencia “ab origen”, como el “Oro mineral”; o en suprimir un mal y una enfermedad, como así lo hace el “Oro de la Obra”, vinculado al Oro mineral. En la vía seca se produce la perfección desde el origen, lo que tenía que haber hecho la Naturaleza, llegando al origen de las cosas y de ahí producimos el elixir. En la vía húmeda tenemos una materia que ya está producida por la naturaleza pero llena de sales infectas (como el oro mineral) y le quitamos las imperfecciones, esto ocurre igualmente en los seres humanos y en las sociedades. Casi todos los textos dicen que la vía húmeda es la vía del rico ya que necesita del oro, y la vía seca es la del pobre, que es donde está el oro de los sabios. Si nos atenemos a mirar la cantidad y la cualidad entonces no podemos entender cómo, pero si ponemos nuestra atención en la proporción (el Yabarut), entonces sí, las dos vías nos puede llevar al mismo sitio, lo que tienen en común las dos vías es la proporción, no la cantidad ni la cualidad) como ocurre con la constitución del otro mundo y la de este mundo en su común aspiración al justo equilibrio. Está comparando entre la proporción y las dos vías, el mundo material que vivimos aquí y el otro mundo, en tanto en uno como en el otro, unos esperan el premio y otros piensan que el premio es estar en la tierra, pero los dos yerran, pues en realidad es la proporción. El oro vulgar y el oro alquímico tienen una vinculación que es la proporción (el yabarut), las dos vías nos llevan al elixir, hay un denominador común, un yabarut entre las dos. El mundo espiritual (el akhira) y este mundo también tiene un denominador común, una conexión. Si tienes la piedra filosofal lo que consigues con tu materialidad es la proporción perfecta, y al conseguir la proporción perfecta de este mundo tienes la del otro. Está buscando el justo equilibrio en los platillos de la balanza, el yabarut es el fiel de la balanza.

5. Has de saber (ahora te lleva al mundo mineral, al mundo de la alquimia) que todos los minerales (sean el oro del sabio, el oro que todos ven y desprecian y allí esta, o sea el oro del rey y del rico) se reducen a un “Arquetipo único”, el dhat (la esencia). Entre el mulk y el malakut se halla el yabarut, que se manifiesta en muchos vínculos, pero depende del observador, hay muchos observables pero no todos son observados, quien convierte lo observable en observado es el observador. El observador es el que pone en equilibrio la balanza. Tienes que buscar tu relación entre tu dhat y el dhat de lo que vayas a observar. El dhat de los metales es lo que nosotros llamamos el oro de los sabios, todos los metales tienen la vocación de ser oro pero no lo son. El oro de los sabios tiende a la esencia, pero a unos hay que limpiarlos y a otros reincrudarlos y rehacerlos, depende de la vía. Los Asma al Husna, los nombres de Dios, sirven para modificar o alterar esos dhat (sirven para eliminar, para moverte en el océano tenebroso de las sales infectas, estableciendo una progresión hasta llegar a los nombres de Allah, eso ya en la mística y no en la alquimia). Este Arquetipo, por esencia (este dhatse encuentra en el Rango de la Perfección que es la “oreidad”(la naturaleza del oro). Sin embargo, como se trata de un objeto natural proveniente del influjo de ciertos Nombres divinos impactando de maneras diferentes, este Arquetipo es afectado en el transcurso de su progresión por males y enfermedades causadas por la oposición de los ciclos y de las naturalezas (elementales) inherente a las localidades que atraviesa – como la naturaleza caliente del verano, la naturaleza fría del invierno, la sequedad del otoño, la humedad de la primavera- que son debidas al yacimiento mineral propiamente dicho como el calor y la frialdad. Todos los minerales vulgares del mundo tienden (en su dhat o esencia) a la perfección, como todos los cuerpos que se han formado en el mundo tienen la influencia de los atributos de los Nombres de Dios que han incidido en el espíritu universal, pues se han formado de una manera u otra, por unas minas u otras, y han forjado distintas naturalezas, pero el origen último es siempre el mismo. El dhat, las modulaciones que se han originado en esos minerales, en esos cuerpos, no son un castigo sino que son productos de la interacción de los nombres de Dios, las sales infectas que contienen son estados transitorios que ralentizan su evolución.

6. Resumiendo, son muchos los males (se entiende por males, sales infectas) que afectan al Arquetipo mineral. En cuanto uno de esos males predomina en ciertos periodos, (invierno, verano) se propaga y se vehicula de fase en fase, haciendo emerger el Arquetipo de la condición de un ciclo para introducirle en la de otro ciclo. Entonces ese potente factor se implanta en el Arquetipo mineral. En cuanto uno de esos males predomina en ciertos periodos, se propaga y se transmite de fase en fase, haciendo emerger el Arquetipo de la condición de un ciclo para introducirle en la de otro ciclo. Entonces ese potente factor se implanta en el Arquetipo mineral, en donde produce una “forma” destinada (la forma está por tanto condicionada a la incidencia en el arquetipo de las sales infectas) a conducir su sustancia hasta una completa realización (la vocación de todo metal es el oro). A esa forma generadora se le llama sulphur “azufre” y también bajo otro aspecto “mercurio”, porque está en constante movimiento. Estos son los progenitores de lo que más tarde y como consecuencia de sus conjunciones y acoplamientos, aparecen como minerales (vulgares), debido a ciertos males sobrevenidos al “niño” que han concebido. El azufre y el mercurio se unen y se aparean para engendrar una noble sustancia de constitución perfecta llamada Oro. Se resume en que los metales imperfectos, al igual que las personas, se han formado por unas sales infectas que afectan al mismo arquetipo, al mismo dhat, que al pasar por una serie de condiciones naturales han generado unas formas que son diferentes entre sí, pero que en su origen todos tenían esa “oreidad” (naturaleza áurea), y que todo esto es consecuencia de males que le pasaron al niño, al oro naciente antes de que se hiciera. Nosotros podemos encontrar nuestro oro en cualquier mineral por la conjunción del azufre y el mercurio, es lo que intentamos captar cuando hablamos de la rémora, nuestro oro, nuestra rémora que no tiene ni un átomo del oro mineral, pero que está en el dhat de todos esos).

7. Gracias a ese Oro (esa rémora: producto de un sulphur y un mercuriolos padres son ennoblecidos, siendo ese rango (de la Perfección) al que ellos aspiraban para sus propias sustancias (en la vía seca que conocemos sacamos la rémora a partir del sulphur del hierro y el mercurio del antimonio, esta rémora es nuestro oro, que se supone que ya tiene en sí el poder—después de hacer ciertos procesos—de ennoblecer a sus padres, llevar de la mano el hierro al oro por multiplicación, dando el fundamento claro de la piedra filosofal) – excepto que ese Arquetipo sea un “neuma” (un espíritu) en el ámbito de las cosas divinas y un “vapor” en la Naturaleza (esto sería válido lo que hemos hablamos si lo hacemos de una forma sólida, pero si intentamos buscar la rémora con gases (entendiendo gas por neuma), no tenemos capacidad de hacerlo, y excepto también que los padres sean objetos concretos y una realidad natural. Por eso recalcamos que ese producto es a lo que ellos aspiraban “en cuanto a sus propias sustancias”, minerales cuya vocación sea el oro y la vocación de un gas no es el oro, está justificando porque tiene que buscar en el reino mineral) y no en cuanto a sus formas específicas. Porque la condición propia de la sustancia material esta en las forma (los espíritus no tienen forma). Así es que cuando el mal que tocó al Arquetipo en el seno de la mina desaparece y se transforma en azufre y mercurio, sabemos que los dos tenían el poder de actuar (cuando se le quita las sales infectas, el mercurio y azufre puro, de inmediato se conectan y actúan). Si a los padres no les ocurre ningún daño susceptible de desviarles del principio de “equilibrio de las naturalezas”, y a su vez desviando al Arquetipo de su vía normal, entonces el niño que engendran constituye el producto en el que sus respectivas esencias han sido transmutadas. Su conjunción se cumplirá en el Rango de la Perfección, a saber: el Oro que los dos codiciaban desde el origen. Ahora pasa del mundo mineral al mundo humano, lo que no es común en los textos alquímicos.

8. Cuando los genitores se conjuntan y se acoplan en el seno de la mina, conforme a la naturaleza intrínseca de ese mineral particular y a condición de que sea propicio para recibir el influjo natural del tiempo apropiado, vemos entonces ese mineral tomando una “vía recta”, en todo similar a la “naturaleza inicial otorgada por Dios a los humanos”; es más tarde que los padres, desviando al niño de su naturaleza primordial, harán de él un judío, un cristiano o un mazdeo. Igualmente (en el mineral), si únicamente es el componente del padre (el azufre) que se acumula en el niño por una incidencia de orden mineral debida a un accidente en el tiempo, predominará una de las propiedades elementales sobre las demás. Crecerá y se desarrollará en detrimento de las demás, que irán disminuyendo progresivamente hasta predominar en el seno de la sustancia. Esto es importante para entender el andrógino del que hablan los alquimistas, los seres humanos tienen las dos naturalezas pero en algunos se desarrolla y en otros no, en los minerales también, en los textos antiguos hablan de oro macho y el oro hembra. En la reincrudación puede dirigirse a un lado o a otro, derivar el sulphur o el mercurio en detrimento del otro). Y esto debido a lo que aporta la esencia de esa propiedad, la cual hace obstáculo a la vía del justo equilibrio, (la proporción perfecta, el fiel tiene que estar igual, por eso el adepto tiene la condición del andrógino), camino de peregrinación con el que emerge (del mundo terrestre) en dirección a la “Ciudad maravillosa” perfecta y toda de oro. (que es la que simbolizamos nosotros en la piedra cúbica de la Meca). El que la alcance, nunca más tendrá que soportar las mutaciones transitorias de los modos de ser deficientes. Cuando esa propiedad elemental, en el seno de la sustancia, predomina sobre las otras se altera su fuente esencial y es cuando aparece la forma del hierro, o la del cobre, del estaño, del plomo o de la plata, en función del elemento preponderante, (de la fuerza, de las siete fuerzas).

Ahora estas capacitado para comprender la palabra de Dios al enunciar: “armoniosamente formado y disforme” (Corán, 22,5), es decir de perfecta constitución, solo puede tratarse del Oro; y de constitución imperfecta, los otros metales.

1 Cita de El Koran. 2 En un sentido inverso al del nacimiento: disolución (derivadas). Coagulación (integrales) del ser desde la esfera de Saturno hasta la salida por la esfera de la Luna. (Comentario aclaratorio transcriptor). 3. La relación vacío, antigua terminología alquímica procedente de Egipto. (Nota de transcriptor). 4. Dominio de la relación entre el Mulk y el Malakut. La proporción o relación. 5 . Universo material. Cantidad. 6 . Universo espiritual. El número sin lo numerado. 7. Yabir hace referencia a la Tabula smaragdina de Hermes Trimegisto “His est totius fortitudinis fortitudo fortis”. (Nota del transcriptor). 8. Aquí os hago referencia a un libro cuyo título es Alchimiques Métamorphoses du Mercure Universel, uno de los dos magníficos libros de Séverin Batfroi, discípulo de E. Canseliet.

Clase última de Los Nombres de Dios, impartido por Yabir Abu-Omar (Granada-2007), transcripción literal.