La décima lámina es discordante con el resto. Nos muestra el triángulo invertido del agua con dos círculos concéntricos en su interior. En los ángulos están los símbolos astrológicos del Sol, la Luna y Mercurio, junto con una serie de curiosas leyendas. El conjunto representa de forma simbólica el Elixir resultante de la cocción final, expresando mediante letras latinas y hebreas los procesos previos que lo engendran. La leyenda latina dice: «He nacido de Hermógenes, Hyperion me ha elegido, sin Iamsuph estoy condenado a perecer» Hermógenes es una palabra compuesta de «Hermes»; el Mercurio griego, y génesis que significa «principio, origen, causa de vida» . Literalmente la frase sería: «He nacido del principio u origen de Mercurio», siendo ésta la máxima abreviatura posible de la Primera Obra donde se preparan y purifican las materias primas generadoras de los principios herméticos. Hyperion es el nombre de un personaje de la mitología griega. Fue uno de los doce titanes que nacieron de la unión de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Cuenta la leyenda que se casó con su hermana y engendró tres hijos : el sol (Helios), la luna (Selene) y la aurora (Eso). Su nombre proviene de la contracción «Hyper» que significa «superior» e «ion» que significa «violeta». Tal es el genial paradigma de la segunda Obra, en la cual por medio del artificio de los dos mercurios, el azufre filosófico o sol hermético se eleva sublimado en forma de sal violeta. ¿Que puede significar el término de Iamsuph?. Recordemos que Basilio Valentín realizó un peregrinaje a Tierra Santa, según nos cuenta en su libro El Carro Triunfal del Antimonio. Algunas rutas antiguas de peregrinación iban a través de Egipto y Alejandría. En este camino, junto al delta del Nilo se extendía antaño un valle llamado Natrium y Bahr Belama, que significa «río sin agua», que se inundaba periódicamente en época de las lluvias por la crecida del Nilo. Un poco más al Este en el istmo de Suez, mucho antes de la construcción del canal, hubo una zona que primitivamente también estuvo cubierta por las aguas del Mar Rojo. Posteriormente éstas se retiraron por elevación del terreno, quedando una superficie llena de lagos salados que al evaporarse dejaban abundantes eflorescencias de sal. Cuenta la tradición que por allí pasó Moisés conduciendo a su pueblo a la Tierra Prometida y que esta extensión fue llamada Iam Suph que quiere decir «mar seca». Ello es concordante con la práctica , ya que el extraño residuo que queda tras la retirada de la «mar salina» alquímica , es el paso conducente a la Tierra Prometida y la llave que abre la última puerta secreta de la Gran Obra.